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¿Etiquetado frontal efectivo? Los retos siguen para los fabricantes de alimentos.

¿Etiquetado frontal efectivo? Los retos siguen para los fabricantes de alimentos.

A tres años de su implementación, el etiquetado frontal de advertencia en México ha tenido un impacto significativo en la regulación alimentaria del país. Este sistema de octágonos negros, que alerta a los consumidores sobre los niveles altos de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías en los alimentos y bebidas, ha promovido una alimentación más saludable, prevenido enfermedades relacionadas con una mala dieta y brindado a los consumidores la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre sus compras.

El apoyo de la población

El etiquetado frontal cuenta con un sólido apoyo por parte de la población mexicana, con un respaldo de 74%. Este porcentaje se eleva aún más entre padres y madres de familia, alcanzando 85%. Además, se ha demostrado que el sistema de octágonos negros es ampliamente comprendido, con 79% de la población refiriendo que entiende su significado. Incluso entre niños y niñas se ha logrado un nivel significativo de comprensión, llegando a 58%.

La reformulación de productos

Uno de los logros más notables del etiquetado frontal ha sido la reformulación de productos con exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas trans y calorías. A pocos meses de la entrada en vigor del etiquetado frontal en octubre de 2020, el 56% de los productos había sido reformulado, según informes de las empresas. Estos resultados fueron confirmados por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en un comunicado de prensa, donde señala una reducción significativa de todos los nutrimentos críticos en productos ultraprocesados después de la implementación del etiquetado.

La instancia detalla que 8% de las bebidas azucaradas ha disminuido el uso del sello de advertencia «Exceso de azúcares», al igual que 14% de los cereales de caja. En cuanto a las calorías, se logró una reducción promedio de 8 kcal por cada 100 g/ml en productos como bebidas azucaradas, botanas saladas y yogures. Para el sodio, la disminución promedio ha sido de 160 mg por cada 100 g/ml en cereales de caja, botanas dulces, alimentos listos para consumir como sopas y pan de caja. Además, se observó una disminución de 2 g de grasa saturada por cada 100 g/ml en yogures.

La resistencia de la industria

Si bien el etiquetado frontal ha tenido un impacto positivo en la salud pública, también ha enfrentado resistencia por parte de la industria alimentaria. Algunas empresas han impugnado la ley ante los tribunales, argumentando que afecta su competitividad. Además, han criticado el sistema de octágonos negros, argumentando que es confuso y que podría generar estigmatización hacia los productos ultraprocesados.

Las perspectivas futuras

El etiquetado frontal es una herramienta importante para promover una alimentación más saludable en México. A pesar de los desafíos que ha enfrentado, ha logrado resultados positivos en términos de reformulación de productos y comprensión de los consumidores. En el futuro, es probable que el etiquetado frontal siga siendo un tema de debate, pero su impacto positivo en la salud pública es innegable.

Algunos puntos clave del impacto del etiquetado frontal en México:

  • El etiquetado frontal cuenta con un sólido apoyo por parte de la población mexicana.
  • El etiquetado frontal ha promovido la reformulación de productos con exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas trans y calorías.
  • El etiquetado frontal ha sido reconocido a nivel internacional.
  • México ha dado un paso adicional en la regulación alimentaria con la entrada en vigor de la segunda fase del etiquetado frontal.

Algunas recomendaciones para mejorar el impacto del etiquetado frontal:

  • Adaptar el sistema de octágonos negros a las características específicas de los productos, como su tamaño o la cantidad de porciones que contienen.
  • Desarrollar campañas de educación y comunicación que ayuden a los consumidores a comprender el significado de los sellos de advertencia.
  • Fortalecer la vigilancia y el cumplimiento de la ley para garantizar que las empresas cumplan con las normas establecidas.

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